Capítulo: "Entrevista" a nuestros protagonistas

En el marco de la celebración del Bicentenario, nos tomamos la libertad de ‘reunirnos’ con nuestros protagonistas para ‘entrevistarlos’. Ellos son: Manuel Belgrano, Domingo F. Sarmiento, Pablo Pizzurno, Jaime Barylko y Cecilia Braslavsky. Las preguntas son: ¿Qué reflexión les surge a partir del Bicentenario? ¿Qué idea de hombre subyace en relación con la educación? ¿Y qué sucede con los valores, las virtudes y el sentido educativo? ¿Cómo ven la educación? ¿Qué es para ustedes la educación? ¿Cuál es su función? ¿Qué relación existe para ustedes entre educación y libertad? ¿Cómo se proyecta a futuro la educación?

¿Qué reflexión les surge a partir del Bicentenario?

BELGRANO: - Como en la época de 1789 me hallaba en España y la revolución de la Francia hiciese también la variación de ideas y particularmente en los hombres de letras con quienes trataba, se apoderaron de mí las ideas de libertad, igualdad, seguridad, propiedad, y sólo veía tiranos en los que se oponían a que el hombre, fuese donde fuese, no disfrutase de unos derechos que Dios y la naturaleza le habían concedido, y aun las mismas sociedades habían acordado en su establecimiento directa ó indirectamente. […] me era muy doloroso ver a mi patria bajo otra dominación […] me aluciné y me llené de visiones favorables a la América. (Belgrano, Manuel, Autobiografía, Primera parte, Instituto Nacional Belgraniano, manuelbelgrano.gov.ar)

SARMIENTO: - Extrañas emociones han debido agitar el alma de nuestros padres de 1810. La perspectiva crepuscular de una nueva época, la libertad, la independencia, el porvenir, palabras nuevas entonces, han debido estremecer dulcemente la fibras, excitar la imaginación, hacer agolpar la sangre por minutos al corazón de nuestros padres. El año 10 ha debido ser agitado, lleno de emociones, de ansiedad, de dicha y de entusiasmo. (Sarmiento, Domingo F., Recuerdos de Provincia, Editorial Losada, Buenos Aires, 1995, p.217)

PIZZURNO: - […] no se vive sólo del recuerdo de las glorias pasadas; que la obra iniciada por los patricios abnegados de la Revolución, de la Independencia y de la Organización Nacional, debemos continuarla todos […] Nuestro lema ha de ser, en adelante, no morir, sino ‘vivir para la patria’. (Pizzurno, Pablo, ¿Morir por la patria? Conferencia radiotelefónica – V 1930, en Ideario, Comisión de Homenaje a Pablo A. Pizzurno, Guillermo Kraft Ltda, Buenos Aires, 1942, p.54 y 56)

BARYLKO: - Era una revolución contra el autoritarismo de los siglos anteriores […] Supimos romper cadenas. Y luego nos quedamos libres. […] Pero rebelarse es construir, justamente. Es tener contra qué y a favor de qué vivir. […] Vemos más lejos que nuestros antepasados porque somos como enanos parados sobre hombros de gigantes. (Barylko, Jaime, En busca de los valores perdidos, Editorial Santillana, Buenos Aires, 1997, p.45 y 41)

BRASLAVSKY: - Pero no hay futuro sin raíces. No hay sentido hacia el futuro sin el ejercicio permanente de la capacidad de revisión de los sentidos del pasado. […] Desde que las sociedades de América Latina se propusieron construir sus propios estados nacionales, independientes de las metrópolis española y portuguesa, se fueron gestando modelos educativos vinculados con las prioridades de cada período histórico. (Braslavsky, Cecilia, Re-haciendo escuelas, Editorial Santillana, Buenos Aires, 1999, p.21 y 22)

¿Qué idea de hombre subyace en relación con la educación?

BELGRANO: - Una vista rápida alrededor del hombre, de sus necesidades, y aún de sus placeres nos hará descubrir, a cada momento, mil antorchas que todo lo ilumina […] el hombre por su naturaleza aspira a lo mejor […] no se contenta sólo con comer. Claramente palparemos estas verdades luego se proporcionen a nuestros compatriotas medios de que salgan de la miseria en que viven, y solo cuando con ellos los veamos en la holgazanería, que juzgo imposible, podremos persuadirnos a una máxima tan ajena del corazón del hombre. […] ¡Ah! Señores, es preciso confesar que el mal ha estado y está en nosotros mismos. (Belgrano, Manuel, Memorias, Edición Página 12, p.78)

SARMIENTO: - Es el hombre un ser moral, que menos obra por la reflexión y el sentimiento de la justicia que por los hábitos contraídos; y estos hábitos vienen desde la más tierna infancia indicando ya el carácter futuro del adulto. […] Adquiere la obligación de inspeccionar el estado desde el momento en que se reconoce obligado a cuidar de que todos sus miembros reciban en la infancia aquella parte de educación, que es indispensable por lo menos para que el hombre salga del estado de naturaleza y se halle apto por la adquisición de los conocimientos rudimentales para cultivar su inteligencia, y satisfacer a las necesidades de la vida civilizada. (Sarmiento, Domingo F., Educación Popular, Imprenta de Julio Belín y Cía, Santiago de Chile, 1849, p.155 y 50)

PIZZURNO: - No ha de caberle duda de que, en principio, se prepara el buen ciudadano preparando el hombre sano, honesto, veraz, trabajador, ilustrado, sin prejuicios, tolerante, fuerte de cuerpo y de alma, con todos los sentimientos que dignifica. […] El hombre sano física y espiritualmente, resiste y persevera. (Pizzurno, Pablo, El educador, Establecimiento Gráfico Argentino, Buenos Aires, 1933, p. 221 y 77)

BARYLKO: - El hombre no existe. El hombre es un constructo ideológico. […] el hombre es lo que el hombre piensa que el hombre es […] Es lo que se hace ser. O lo que le hace ser. El hombre es el que puede: pensar, disponer de su vida, elegir. Ahora es definitivamente tiempo del hombre. De él depende el significado, el fin y el objeto del mundo. Será fruto de su libertad, y preludio de su responsabilidad […] el hombre productor de cultura es el mismo objeto de cultura, o debería serlo (Barylko, Jaime, El aprendizaje de la libertad, Emecé Editores, Buenos Aires, 1997, p. 13-17-18-91-120-208) El hombre es su obra: una realización que emerge del creador y luego pasa a ser patrimonio de la humanidad. […] El hombre es todo aquello que el hombre hace, sufre, vive, ama, odia, sueña y deja de hacer. Todo hombre realiza una obra y esa obra es su propia vida, lo que hace consigo mismo, lo que le ocurre y aquello que configura. (Barylko, Jaime, Exigencia y alas Educar en valores, Ediciones B, Buenos Aires, 2006, p. 130 y 131)

BRASLAVSKY: - El sujeto es, si se quiere, un actor que construye su propio libreto y lo cambia durante su actuación. Es potencia en permanente proceso de inacabada realización y define por sí la dirección de esa realización. Asumir esta concepción implica una fuerte confianza básica en los seres humanos y una inevitable desconfianza en la preconcepción cerrada de escenarios por alcanzar en la construcción de aparatos de imposición y de coerción, y en la demanda de aplicación de recetas elaboradas por líderes y vanguardias. […] No hay sujeto sin competencia. Hay –a lo sumo- actores rutinizados. Tampoco hay sujeto sin identidad. Hay –cuando mucho- instrumentos de decisiones ajenas. […] La identidad es conciencia histórica. (Braslavsky, Cecilia, Re-haciendo escuelas, Editorial Santillana, Buenos Aires, 1999, p.27, 29 y 36)

¿Y qué sucede con los valores, las virtudes y el sentido educativo?

BELGRANO: - […] no dudéis de que la virtud triunfará: Desechad las odiosidades, apartad de vosotros todo lo que no sea espíritu de Patria, y no dudéis, que ella logrará aumentar en santa y sagrada causa bajo los principios más sólidos para vuestra felicidad. A esto nos llama la religión santa que profesamos, aquella digna, y respetable Madre, y las obligaciones en que estamos constituidos. Que reine la fraternidad, y lejos de nosotros la desunión. Auséntense los enemigos de la causa para no alterar el orden y exponernos a tomar medidas que nos sean dolorosas. Demasiado conocidos están, y si ahora queremos acallar nuestros justos sentimientos, tal vez repetidas sus malignas operaciones con que atizan el fuego de la guerra civil, no será posible sofocarlos. (Belgrano, Manuel, Anales del Instituto Nacional Belgraniano Central, Buenos Aires, 1979, p.126)

SARMIENTO: - El gobierno civil se ha instituido para asegurar el libre desarrollo de las facultades humanas, para dar tiempo a que la razón pública se desenvuelva y corrija sus errores a fin de que la utopía de hoy sea la realidad de mañana. Si por tanto hay una minoría de población, y digo así, un solo hombre que difiera honrada y sinceramente del sentimiento de la mayoría, el derecho lo protege, con tal que no pretenda violar las leyes, sino modificarlas modificando la opinión de los encargados constitucionalmente de hacerlas, pues, para ese fin, para la protección de su pensamiento, se ha construido el edificio de la Constitución. (Sarmiento, Domingo F., Discurso en la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones, 1888) Hay una nobleza democrática […]: la del patriotismo y la del talento. […] Nuestra suerte es […] luchar para abrirnos paso a la patria; y cuando lo hayamos conseguido, trabajar por realizar en ella el bien que concebimos. Este es el más ardiente y el más constante de mis votos. (Sarmiento, Recuerdos de Provincia, Editorial Losada, Buenos Aires, 1995, p.13 y 337)

PIZZURNO: - Virtudes como el sentimiento de la propia responsabilidad, de la solidaridad social, de la disciplina, del respeto a la ley; los hábitos de justicia, caballerosidad y cortesía; el valor y confianza en sí mismo y todo cuanto hace al hombre decidido, emprendedor, optimista, son escasamente cultivados. Lo mismo acontece con otras cualidades esenciales. Pero, ¡por favor!, no hablemos de nuestra educación moral. ¡Habría tantas y tan afligentes cosas que decir! ¿No lo estamos viendo, acaso, todos los días? ¿No lo vemos exteriorizado desde la escuela primaria hasta en las aulas de la universidad, donde la falta de respeto de los alumnos hacia sus profesores ha rebasado ya los límites de la más excesiva tolerancia?... (Pizzurno, Pablo, Los juegos de los niños VI 1920, en Ideario, Comisión de Homenaje a Pablo A. Pizzurno, Guillermo Kraft Ltda, Buenos Aires, 1942, p.45 y 46)

BARYLKO: - ¿Qué son los valores? Son señales en el camino en las que nos apoyamos para tomar decisiones. […] están inmersos en la acción, en la actuación, en lo que se hace, en lo que se sacrifica y se deja de hacer. Elegir es optar […] es sacrificarse. […] Ahí necesitamos una jerarquía que nos sostenga y nos oriente. (Barylko, Jaime, La revolución educativa, p.140) Los valores son superiores en cuanto producen cimientos para futuros de mayor proyección y de mayor consistencia […] cuanto más in-dependiente sea el valor de circunstancias limitativas tanto más alto será. […] Los valores inferiores suelen ser inmediatos, de fácil acceso y también de fácil pasajeridad […] están al servicio de otros que son los superiores […] [y] se presentan generalmente como optativos […] Los de arriba se presentan como deber, como obligación, como imperativo […] Hay algo superior al ser, es el deber. El ser consciente de los deberes elegidos. […] gana el deber superior [que] siempre es un amor a una causa superior: hijos, ideales, santidad, humanidad. Ellos dan sentido superior a cada minúsculo acto que emprendemos. (Barylko, Jaime, En busca de los valores perdidos, Editorial Santillana, Buenos Aires, 1997, p.176, 177 182, 183 y 14)

BRASLAVSKY: -[La] Nación […] alberga importantes diferencias culturales, pero […] también desea fortalecer un amplio abanico de valores compartidos tales como la solidaridad, la democracia, la voluntad de promover una economía progresiva, pensada para el mejoramiento de la calidad de vida de toda la población. […] Se destaca la necesidad de la formación en valores y actitudes como la justicia, la solidaridad y la equidad; el respeto, la tolerancia y el aprecio por la diferencia; la creatividad y el pensamiento crítico, el sentido del trabajo, el uso adecuado del tiempo libre y el aprecio por la dimensión estética de la vida. (Braslavsky, Cecilia, Concertación de contenidos básicos comunes en Argentina, en Boletín (del) Proyecto Principal de Educación en América Latina y el Caribe, Santiago de Chile, N° 36 abril 1995, p. 17 y 25)

¿Cómo ven la educación?

BELGRANO: - No es fácil comprender [cómo] la educación, se halla en un estado miserable, que aun las mismas capitales se resienten de su falta. […] (Los) establecimientos […] para la educación general, se han dejado a la suerte […] sin unas constituciones formales, sin una inspección del Gobierno, y entregadas acaso, acaso, a la ignorancia misma, y quien sabe, si a los vicios: es preciso lastimarse de esta situación, lo deben saber nuestras Autoridades constituidas; la debe saber todo Magistrado, todo ciudadano para reunirse a poner remedio a tamaño mal, y prevenir las consecuencias funestas que deben resultar de estado tan lamentable […] El cuadro es horroroso […] ¿Cómo, cómo se quiere que los hombres tengan amor al trabajo, que las costumbres sean arregladas, que haya copia de ciudadanos honrados, que las virtudes ahuyenten los vicios, y que el Gobierno reciba el fruto de sus cuidados, si no hay enseñanza, y si la ignorancia va pasando de generación en generación con mayores y más grandes aumentos? (Belgrano, Manuel, Correo de Comercio, Num.3, Tom. I, p. 18, del sábado 17 de marzo de 1810, publicación de la Academia Nacional de la Historia, Tomo XXV, Buenos Aires, 1970, p.19)

SARMIENTO: - ¿Dónde colocar la escuela para que asistan a recibir lecciones los niños diseminados a diez leguas de distancia en todas direcciones? Así, pues, la civilización es del todo irrealizable, la barbarie es normal, y gracias si las costumbres domésticas conservan un corto depósito de moral. La religión sufre las consecuencias de la disolución de la sociedad: el curato es nominal, el pulpito no tiene auditorio, el sacerdote huye de la capilla solitaria, o se desmoraliza en la inacción y en la soledad; los vicios, el simoniaquismo, la barbarie normal penetran en su celda, y convierten su superioridad moral en elementos de fortuna y de ambición, porque al fin concluye por hacerse caudillo de partido. […] [la] disolución de la sociedad radica hondamente [en] la barbarie por la imposibilidad y la inutilidad de la educación moral e intelectual.(Sarmiento, Domingo F., Facundo Civilización y Barbarie, D. Appleton y Compañía, Nueva York, 1868, p.20 y 22)

PIZZURNO: - […] la mayoría de nuestras escuelas y colegios, (están) sumidos todavía en la rutina, pese a las claras y acertadas orientaciones señaladas desde tiempo inmemorial por estadistas, filósofos y educadores. […] [Además] La copa de leche, la miga de pan, los comedores escolares, la entrega accidental de ropas y calzado, etc., todo eso está muy bien por ahora, y ojalá lo hubiera para cuantos lo necesitan; pero una pregunta se nos ocurre: ¿No fuera más cristiano, más patriótico y más definitivo, pensar también en hacer cada día menos necesaria la caridad, denigrante para el que la recibe, preparando generaciones mejor capacitadas para bastarse a sí mismas con el trabajo en vez de tender la mano y vivir en humillante miseria física y moral? (Pizzurno, Pablo, Ideario, Comisión de Homenaje a Pablo A. Pizzurno, Guillermo Kraft Ltda, Buenos Aires, 1942, p. 26 y 140)

BARYLKO: - Todo lo que venimos haciendo los argentinos en materia de educación es llorar y señalar con el dedo al culpable, como si la culpa la tuviera el otro. […] Y no nos damos cuenta de que no hay, jamás, otra crisis que la de adentro, la de la incapacidad de romper los bosquejos preestablecidos y reemplazarlos por otros nuevos. […] Es tiempo de dejar de quejarse de la realidad. Es tiempo de cambiar el bosquejo. […] Es triste reconocerlo, pero (los alumnos) […] desplegaron alas mustias, ejercieron flacas potencias y vaporosas vocaciones y tuvieron una enorme motivación para no saber nada, para insultar a sus docentes, para beber cerveza, para faltar el respeto […] nunca los jóvenes estuvieron tan resentidos y violentos como lo están hoy en día. Sobre todo, nunca tan violentos. Pero creíamos, en el mundo entero, que debíamos trocar la imposición por la libertad, y aprendimos a pronunciar frases bonitas, lemas como aprender a aprender, enseñar a pensar, que el alumno sea nuestra guía en la confección curricular, que el alumno se exprese libremente y que el conocimiento se construya desde la clase misma. ¡Hermosos anhelos! ¡Bellas concepciones! […] Pero […] la realidad educativa no se modificaba. […] ¿Qué pasó con tanta idea grandiosa? Nada. Al menos nada bueno. […] Dijimos: ‘Que ellos elijan’. Pero justamente para que ellos elijan previamente hay que educarlos, enseñarles caminos varios, opciones. Al no haberse dado esto último, no eligieron nada, salvo lo único que tenían a mano: dibujos animados de agresión, violencia, crimen. (Barylko, La revolución educativa, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 2008, p.13, 14, 15 y 27) La escuela […] ha muerto. […] La autoridad debe rendir examen día a día. La escuela que venía enseñando ciencias, artes, materias, zozobra. Seguirá claro está enseñando materias, asignaturas, habilidades, cosas, cosas, cosas, con nuevas técnicas y en jeans cada vez más desteñidos. Pero mientras eso haga deberá enseñar a vivir, a discutir, a aprender la libertad. (Barylko, Jaime, El aprendizaje de la libertad, Emecé Editores, Buenos Aires, 1997, p.91 y 92)

BRASLAVSKY: - En el contexto del suicidio pedagógico (la pérdida de sentidos) se produjo un fugaz desconcierto frente al hecho de que, en la mayoría de los países, la educación seguía expandiéndose aunque no se correlacionaba con ningún indicador de desarrollo económico y social, ni de mejoramiento masivo de la calidad de vida de las personas. […] en América latina las instituciones educativas fueron asumiendo una serie de funciones complementarias de aquellas específicas para las que fueron creadas […] (como ser) la responsabilidad de atender a una gran diversidad de requerimientos asistenciales […] perdiendo de vista que la función que legitima su existencia es la formación de personas. En efecto, en todas las otras funciones pueden ser reemplazadas. En ésta, no. […] (Por otra parte) no se avanza lo suficiente en la construcción de una nueva pedagogía general (que brinde) una perspectiva fértil […] los niños, las niñas y los jóvenes necesitan condiciones básicas de educabilidad para aprender y los docentes, condiciones dignas de trabajo para enseñar. Ni unas ni otras están satisfechas. […] Si algún círculo vicioso hay hoy en América latina es el de relación entre los formadores, las sociedades, los políticos, los funcionarios y los alumnos. (Braslavsky, Cecilia, Re-haciendo escuelas, Ed. Santillana, Buenos Aires, 1999, p.42, 43, 77, 286, 287, 288 y 289)

¿Qué es para ustedes la educación? ¿Cuál es su función?

BELGRANO: - (El) fundamento más sólido, la base […] y el origen verdadero de la felicidad pública […] es la educación. (Belgrano, Manuel, Correo de Comercio, Num.3, Tom. I, p. 18, del sábado 17 de marzo de 1810, publicación de la Academia Nacional de la Historia, Tomo XXV, Buenos Aires, 1970, p.19) sin enseñanza no hay adelantamientos […] he clamado siempre por la escuela […] como medio para la prosperidad del Estado […] Si por desgracia una sola de […] (las maestras) éstas hay que sea de malas costumbres, es dable hacer el cálculo de los males que pueden resultar a la sociedad. Porque desengañémonos, el ejemplo… Sí el ejemplo es el maestro más sabio para la formación de las buenas costumbres. (Belgrano, Manuel, Memoria Consular de 1802, Instituto Nacional Belgraniano, manuelbelgrano.gov.ar) El maestro procurará con su conducta, y en todas sus expresiones y modos, inspirar a sus alumnos amor al orden, respeto a la Religión, consideración y dulzura en el trato, sentimiento de honor, amor a la virtud y a las ciencias, horror al vicio, inclinación al trabajo, despego del interés, desprecio de todo lo que diga a profusión y lujo en el comer, vestir y demás necesidades de la vida, y un espíritu nacional que les haga preferir el bien público al privado, y estimar en más la calidad de Americano que la de Extranjero (Belgrano, Manuel, Reglamento de las escuelas de Tarija, Jujuy, Tucumán y Santiago del Estero, 1813, Instituto Nacional Belgraniano, manuelbelgrano.gov.ar)

SARMIENTO: - Yo creo firmemente en la transmisión de la aptitud moral por los órganos, creo en la inyección del espíritu de un hombre en el espíritu de otro por la palabra y el ejemplo. (Sarmiento, Domingo F., Recuerdos de Provincia, Editorial Losada, Buenos Aires, 1995, p.180) Pero la instrucción primaria es la medida de la civilización de un pueblo. Donde es incompleta, donde yace abandonada, y al alcance de un corto número hay un pueblo semi-bárbaro, sin luces, sin costumbres, sin industria, sin progreso. Lo contrario sucede donde la instrucción primaria llama la atención de todos. […] Las escuelas no se fundan con niños, sino con leyes, con rentas especiales, con la cooperación de padres de familia, con erogaciones espontáneas y con espíritu público (los vecinos) que las dé vida. (Sarmiento, Domingo F., Ideas pedagógicas, en Libertad Responsable y Educación de Lazzari E. Carlos Alberto, Monserrat Editores, Argentina, 1987, p. 236 y 238) El poder, la riqueza y la fuerza de una nación dependen de la capacidad industrial, moral e intelectual de los individuos que la componen, y la educación pública no debe tener otro fin que el aumentar estas fuerzas de producción, de acción y de dirección, aumentando cada vez más el número de individuos que las posean. (Sarmiento, Domingo F., Educación Popular, Librería La Facultad, Buenos Aires, 1915, p.23)

PIZZURNO: - ¿Y cuál es el fin de la escuela? Dar al niño la mejor educación posible, considerado como individuo con necesidades propias a satisfacer para vivir feliz y a la vez, como célula del organismo social a que pertenece, y a cuyo engrandecimiento y felicidad debe también contribuir. ¿Cómo se realizará ese fin? Organizando la enseñanza de manera que responda a ese doble aspecto, individual y colectivo. (Pizzurno, Pablo, El gobierno superior de la enseñanza – Conferencia – VI – 1924, en Ideario, Comisión de Homenaje a Pablo A. Pizzurno, Guillermo Kraft Ltda, Buenos Aires, 1942, p. 135 y 136) la educación ha de ser integral y ha de considerar al niño no sólo como una personalidad individual respetabilísima, sino […] en su carácter de hombre, (como parte) […] de la humanidad. (Pizzurno, Pablo, El Educador, Establecimiento Gráfico Argentino, Buenos Aires, 1933, p.46) (Y) preparar(lo) no para hoy, sino para mañana y pasado (Pizzurno, Pablo, Algunas deficiencias de nuestra educación – Conferencia – V 1886, en Ideario, Comisión de Homenaje a Pablo A. Pizzurno, Guillermo Kraft Ltda, Buenos Aires, 1942, p.94) no […] para el examen, (sino para) […] la vida completa (Pizzurno, Pablo, Reformas escolares – Conferencia – IX 1886, en Ideario, Comisión de Homenaje a Pablo A. Pizzurno, Guillermo Kraft Ltda, Buenos Aires, 1942, p.95) Nada debe preocupar tanto al maestro como la educación moral de sus alumnos. No debe olvidar un instante que el hombre vale más por sus virtudes, por su conducta habitual, que por la mayor o menor instrucción que posea (Programa de enseñanza primaria – Instrucciones de moral cívica V 1906, en Ideario, p.44) (Hay que) Hacer la luz en la conciencia de los hombres y los pueblos, […] (de ese modo) esos hombres comprenderán que la felicidad no puede existir fuera de la paz, de la solidaridad, de la cooperación. (Discurso El criterio de la verdad aplicado al deber – Bodas de Oro con la enseñanza- XI 1922, en Ideario, Comisión de Homenaje a Pablo A. Pizzurno, Guillermo Kraft Ltda, Buenos Aires, 1942, p.30-31) La paz entre los pueblos se logrará […] como resultado del desarme de los espíritus por medio de la educación. (Pizzurno, Pablo, Educación y pacifismo – Congreso Internacional Femenino – 11 de diciembre de 1928, en El educador, Establecimiento Gráfico Argentino, Buenos Aires, 1933, p. 335)

BARYLKO: - El hombre es su educación. Pero su educación no es suya. Es de mil accidentes e incidencias entre los cuales su persona queda existencialmente arrojada. (Barylko, El aprendizaje de la libertad, p.188) La educación es la vida. […] es fluidez perpetua […] Planificar la educación, como diagrama matemático […] es absurdo […] haría falta un planeamiento que se respeta […] pero que se va rectificando a sí mismo, bajo la exclusiva autoridad del docente. El orden y la aventura. […] Ni aprender a aprender, ni aprender a estudiar, ni aprender a integrarse en la vida de eficiencia y labor, ni aprender a adaptarse a la sociedad; si para algo está la escuela, la educación, la cultura, es para aprender a vivir, que termina siendo siempre aprender a convivir, con uno mismo y con los otros. […] La educación depende del maestro, de la enseñanza y también del alumno, de lo que éste quiera o pueda captar de esa enseñanza y elabore en su interior. Y él depende, a su vez, de sus padres, que dependen de la sociedad, y de sus valores, es decir, firmes creencias acerca de lo que es y debe ser la educación. […] La educación es un encuentro, que de lo físico tiene que pasar a lo espiritual. Y entonces llega a ser educación. De lo contrario, es meramente extensión, trasvasamiento de datos que se repiten hasta la eternidad y paralizan la mente. […] educar es hacer. Lo que vos hacés delante de otra persona, y más delante de niños o jóvenes, es un modelo, y los modelos son lo que educa, lo que forma valores. […] Hacer la educación a partir de nosotros y de nuestras conductas. Dar modelos, enseñanzas, guías, orientaciones. Dar. Alimentar. Porque ‘alumno’ en latín es ‘el que necesita ser alimentado’. Pero mejor es el término ‘paidagogos’, en griego, que significa ‘el que conduce al niño’. […] Hay que resignarse: la escuela no es interesante. […] Nada en el crecimiento humano es interesante en sí mismo, simplemente porque es un esfuerzo, un sacrificio, un trabajo, una imposición, una obligación… que conduce a algo sí interesante, en el futuro. […] La educación es eso, una apuesta a la esperanza, a que podés ser mejor, a que podés alcanzar una altura mayor. […] tanto la esperanza como los sueños requieren una cultura de la exigencia, del compromiso, del deber y la obligación. (Barylko, Jaime, La revolución educativa, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 2008, p.17, 40, 41, 112, 113, 141, 149, 247)

BRASLAVSY: - Las sociedades humanas, y aún la supervivencia de cada uno de los miembros que las integran, son impensables sin educación; es decir, sin la transmisión sistemática e intencional de una serie de formas culturales de las generaciones adultas a las generaciones más jóvenes. En consecuencia, existe educación desde los más tempranos momentos de la historia de la humanidad y es absurdo imaginar que deje de existir. (Braslavsky, Cecilia, Acerca de la reconversión del Sistema Educativo Argentino 1984-1995, en Propuesta Educativa, Buenos Aires, a7 N°17 (agosto 1996), p. 6-47) A diferencia de lo que ocurría en los paradigmas desarrollistas y reproductivistas el nuevo paradigma (humanista) para interpretar la relación entre la educación y la sociedad en América Latina revaloriza el papel que juegan las demandas sociales en los procesos educativos. En consecuencia el carácter más o menos democrático de las tendencias que se organicen en torno a lo educativo no dependerá sólo de la voluntad y de las acciones del Estado y de los grupos dominantes, sino también de las demandas populares. Visto desde otra perspectiva esto quiere decir que las demandas populares y las pugnas que se dan entre los distintos sectores y actores, dentro y fuera del sistema educativo, por la exclusión o el acceso a los bienes distribuidos a través del mismo, juegan un importante papel en el proceso de democratización de la educación. […] los procesos educativos se configuran por múltiples acciones de múltiples actores (lo que) llevará necesariamente a analizar cada vez más consecuentemente el papel de los actores del proceso educativo no sólo como meros "reproductores", ya sea del orden establecido o aún de políticas de transformación, sino como productores, creadores y recreadores de las condiciones de dichos procesos. Para el nuevo paradigma (humanista en educación) lo que confiere especificidad a lo educativo es su carácter de actividad privilegiada para la transmisión de contenidos. Por otro lado, la mayor parte de sus representantes privilegia entre esos contenidos a los conocimientos. La contribución de la educación se ha de evaluar entonces especialmente con referencia a su capacidad de transmitir conocimientos. El énfasis analítico puesto por el nuevo paradigma educativo en la capacidad de la educación de transmitir conocimientos no debe interpretarse como una negación por parte de sus creadores y representantes del papel que le cabe en la creación de conocimiento ni en la transmisión y creación de valores. (Braslavsky, Cecilia, La responsabilidad del Estado y de la sociedad en la distribución de saberes a través de la escuela, en Respuestas a la crisis educativa, Compiladores Cecilia Braslavsky y Daniel Filmus, Cántaro FLACSO-CLACSO, 1988, p. 25, 40, 203 y 204)

¿Qué relación existe para ustedes entre educación y libertad?

BELGRANO: - Ni nuestras fuerzas, ni nuestras disposiciones, eran de conquistar, sino de auxiliar la revolución, y al mismo tiempo tratar de inducir a que la siguieran aquellos que vivían en cadenas y que ni aún idea tenían de libertad […] (Belgrano, Autobiografía, Segunda parte - Su expedición al Paraguay, Instituto Nacional Belgraniano, manuelbelgrano.gov.ar) El camino seguro de la libertad es la lucha por la libertad social. […] La vida es nada si la libertad se pierde. […] Un pueblo culto jamás será esclavizado. (Belgrano, Manuel, Instituto Nacional Belgraniano, manuelbelgrano.gov.ar)

SARMIENTO: - Las consecuencias del extravío de la educación primaria dejan entre nosotros huellas imperecederas que no se borran […] decidiendo irrevocablemente de la suerte de un pueblo y retardando indefinidamente su civilización. (Sarmiento, Domingo F., Ideas pedagógicas en Obras de D.F. Sarmiento, Imprenta y Litografía Mariano Moreno, Buenos Aires, 1896, v.12, p.236) […] (la) disolución de la sociedad radica hondamente (en) la barbarie por la imposibilidad y la inutilidad de la educación moral e intelectual […] queríamos la unidad en la civilización y en la libertad, y se nos ha dado la unidad en la barbarie y en la esclavitud. Pero otro tiempo vendrá en que las cosas entren en su cauce ordinario. […] cuando se trata de la civilización y la libertad de un pueblo, un Gobierno tiene ante Dios y ante las generaciones venideras arduos deberes que desempeñar […] Libertad, responsabilidad del poder, todas las cuestiones que la revolución se proponía resolver (Sarmiento, Domingo. F., Facundo, Civilización y Barbarie, D. Appleton y Compañía, Nueva York, 1868, p. 15, 22 y 38)

PIZZURNO: - […] soy partidario de que los niños aprendan a gobernarse a sí mismos cultivando, a la vez, en ellos, el sentimiento de la responsabilidad y del deber, respetando su libertad de acuerdo también en esto con las nuevas orientaciones y debiendo ser en adelante el niño y no el maestro el eje alrededor del cual todo gire en la escuela […] Otra vez en esto de la libertad, como en lo de la escuela activa, se desvirtúa, una cosa buena y se llega a extremos tales que los que no aceptamos el absurdo de que deba ser el niño quien se dirija a sí mismo, aparecemos como partidarios de que no se respete su personalidad, ni se lo eduque preparando el hombre de mañana, digno, altivo, independiente, como si ello estuviera reñido con la necesidad y el deber de someterse a leyes y disciplinas ineludibles en la vida y que aseguran el bienestar individual y social. (Nuevas orientaciones en la enseñanza – Contestación a una consulta – X – 1933, en Ideario, p.103 y 105) El debido respeto a la personalidad y a la libertad del niño no justifica otro error, como sería el de extremar la nota suprimiendo el orden, la organización del trabajo y la disciplina. (Problemas que urge resolver – Conferencia – Instituto Popular de Conferencias – VIII – 1937, en Ideario, p. 107) Iluminemos las almas para que cada uno conquiste la verdadera libertad e independencia, ‘la libertad e independencia interna’, espiritual. (Pizzurno, Pablo, ¿Morir por la patria? Conferencia radiotelefónica – V 1930, en Ideario, Comisión de Homenaje a Pablo A. Pizzurno, Guillermo Kraft Ltda, Buenos Aires, 1942, p. 65)

BARYLKO: - ¿Qué es la tan añorada, declamada, venerada LIBERTAD? Es el gran principio de la educación moderna: crecer en libertad, aprender en libertad, estudiar en libertad. ¿A qué alude esa ‘santa’ palabra pronunciada por ideólogos y estadistas? […] [El] hombre [está] condenado a la libertad […] La educación, cualquiera sea el propósito implícito o explícito que políticos, predicadores y habladores de café sostengan, siempre es para la libertad. […] Llegar a la verdadera libertad, que elige entre valores egoístas y valores superiores. Ése es el fin de la educación. Para eso estamos, para perfeccionarnos, ya que nacimos como seres sumamente imperfectos. […] ‘libre’ es aquel que elige dentro de los valores que respeta la sociedad en que vive. […] Porque nuestra libertad es siempre limitada, condicionada. […] Hay que educar para pensar, que es educar para no repetir, que es educar para disfrutar, para ser uno mismo y no un mero juguete en el oleaje de la famosa globalización, que mientras globaliza aparatos va bien, pero cuando globaliza mentes, nos esclaviza. Educar para la identidad, para la libertad. Es decir, educar en el esfuerzo, la elección, la decisión y la responsabilidad. […] La libertad requiere espacio. […] el espacio es vital para el desarrollo de cada ser. […] en lo que toca al hombre el tema no radica en el espacio exterior: nos falta espacio en el interior, dentro de uno mismo. […] Para ser libre, […] Necesito liberarme, de lo mío. […] Liberar espacio dentro de mí. (Barylko, Jaime, La revolución educativa, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 2008, p.43, 44, 107, 143, 250, 282) […] la libertad no es un artículo adquirido para blasonar las paredes de la existencia en torno a la Casa Rosada, al Congreso, y a la plaza de Mayo. La escuela […] deberá enseñar a vivir, a discutir, a aprender la libertad. (p.91-92) (Barylko, Jaime, El aprendizaje de la libertad, Emecé Editores, Buenos Aires, 1997, p.91 y 92) Sabio […] es quien sabe vivir y no quien sabe cosas […] es ser moral […] (quien) favorece los bienes superiores, […] [y] sabe controlarse aspirando a los bienes verdaderos: la in-dependencia y la libertad. […] Libertad. Ése es el reino del Yo-Tú. Libertad para ser, dejar de ser, […] El aprendizaje del encuentro es aprendizaje de la libertad. (Barylko, Jaime, La filosofía una invitación a pensar, Editorial Planeta, Buenos Aires, 1998, p. 23, 38, 39 y 45)

BRASLAVSKY: - El modelo educativo en América Latina desde la época de la independencia giró en cada caso alrededor de un eje fundamental casi siempre sucesivo a otro, asociado con el sentido predominante de la educación para sus principales promotores. […] más allá de las diferencias nacionales, ese eje principal fue en un primer momento la libertad; más adelante, la construcción y la consolidación del Estado; después, el progreso de la Nación y finalmente, el crecimiento. Los líderes de la independencia latinoamericana propusieron educar para la libertad. Promovieron un modelo educativo centrado en la necesidad de conquistar y consolidar la independencia de la metrópoli como una forma de conquista de la libertad colectiva de los pueblos, condición necesaria para la libertad individual de cada uno de sus integrantes. […] La historia de América latina iría demostrando que la libertad no podía ganarse por un acto de voluntad. Exigía un esfuerzo de construcción. Ese esfuerzo debía tener un organizador poderoso, que facilitara la elaboración de consensos y promoviera su traducción en actos: el Estado nacional. Los sistemas educativos pasaron a ser productos y protagonistas privilegiados de la construcción de ese Estado. Las instituciones educativas se crearon en parte para representarlo y produjeron una porción significativa de su legitimidad. […] Las concepciones de educar para la libertad, para la estabilidad y la nacionalidad, para el progreso y para el crecimiento tuvieron un común denominador […] fue el optimismo pedagógico como manifestación y como sustento de una intensa vida educativa. (Braslavsky, Cecilia, Re-haciendo escuelas, Santillana, Buenos Aires, 1999, p. 22, 23, 24)

¿Cómo se proyecta a futuro la educación?

BELGRANO: - Esos miserables ranchos donde se ven multitud de criaturas, que llegan a la edad de la pubertad, sin haberse ejercitado en otra cosa que la ociosidad, deben ser atendidos hasta el último punto […] estas infelices gentes (léase contextualizado como: esta gente empobrecida), que acostumbradas a vivir en la ociosidad, como llevo expuestos desde niños les es muy penoso el trabajo en la edad adulta, y ó resultan unos salteadores, ó unos mendigos, estados seguramente deplorables que podían evitarse si se les diese auxilio desde la infancia, proporcionándoles una regular educación que es el principio de donde resultan ya los bienes, ya los males de la sociedad. Uno de los principales medios que se deben adoptar a este fin son las escuelas gratuitas (Belgrano, Manuel, Memorias, Edición Página 12, s/f.) Sin educación, en balde es cansarse, nunca seremos más que lo que desgraciadamente somos […] fundar escuelas es sembrar en las almas […] (Belgrano, Manuel, Instituto Nacional Belgraniano, manuelbelgrano.gov.ar) […] promoviendo todo lo útil, todo lo ventajoso, y en particular la propagación de los conocimientos para que la virtud ocupe el lugar que le corresponde, y la Nación en todos los puntos […] que ya se miran por distantes, que estén en su centro como partes integrales de ella, adquiera la ilustración de que es capaz en beneficio general y particular de los que la componemos. Así pues debemos tratar de atender a una necesidad tan urgente, como en la que estamos de establecimientos de enseñanza, para cooperar con las ideas de nuestro sabio Gobierno a la propagación de los conocimientos, y formar el hombre moral, al menos con aquellas nociones más generales y precisas con que en adelante pueda ser útil al Estado, y seguir a mayores fomentos en ramos tan preciosos." (Belgrano, Manuel, Correo de Comercio, Num.3, Tom. I, p. 18, del sábado 17 de marzo de 1810, publicación de la Academia Nacional de la Historia, Tomo XXV, Buenos Aires, 1970, p.20)

SARMIENTO: -¿[…] tendríamos necesidad aún de mostrar cómo la difusión de la instrucción puede influir en el desarrollo de la prosperidad general? ¿qué es la prosperidad del Estado si no la suma total de las prosperidades particulares? (Sarmiento, Domingo F., La escuela laica, Ed. Losada, Buenos Aires, 1945, cap.I, p.63) Las grandes reformas que afectan la suerte de los pueblos no se han ejecutado nunca, sin el auxilio de alguna pasión que encienda el celo y lleve las verdades a todas las capas sociales (La escuela laica, Ed. Losada, Buenos Aires, 1945, cap.I, p.141) La dignidad del Estado, la gloria de una nación no pueden ya cifrarse, pues, sino en la dignidad de condición de sus súbditos; y esta dignidad no puede obtenerse, sino elevando el carácter moral, desarrollando la inteligencia, y predisponiéndola a la acción ordenada y legítima de todas las facultades del hombre. […] y es que las masas están menos dispuestas al respeto de las vidas y de las propiedades a medida que su razón y sus sentimientos morales están menos cultivados. (Sarmiento, Domingo F., Educación Popular, Librería La Facultad, Buenos Aires, 1915, p. 23) […] La instrucción común parte del corazón de los vecinos, y sin sus simpatías, sin sus anhelos, será siempre planta raquítica, cultivada en suelo ingrato, e incapaz de propagarse. ‘El espíritu público es la vida de un pueblo’ y donde no existe es preciso hacerlo nacer especialmente para la enseñanza común. (Sarmiento, Domingo F., Ideas pedagógicas, en Obras de D.F. Sarmiento, Imprenta y Litografía Mariano Moreno, Buenos Aires, 1896, v.12, p. 238) […] creemos que es llegado el momento de agitar la cuestión de las escuelas, y hacer revivir en los unos y nacer en los otros el deseo de hacerlas prosperar y extender sus benéficos efectos por todos los extremos de la república. Sin civilización, sin luces, no hay gobierno posible, sino el despotismo; no hay opinión pública, no hay libertad, no hay instituciones, no hay industria ni riqueza; y la civilización de un país no está en los colegios ni en las universidades, está en las escuelas primarias, cuando éstas están montadas sobre un plan filosófico y racional (Sarmiento, Domingo F., La escuela laica, Ed. Losada, Buenos Aires, 1945, p.173)

PIZZURNO: - La escuela laica que no es antirreligiosa es la escuela del respeto a la libertad de conciencia, de la tolerancia mutua, de la solidaridad y la cooperación en el bien, de la convivencia social tranquila, de la simpatía y confraternidad humanas, de la paz en el hogar y en la vida pública y, con todo eso, de la mayor felicidad posible para todos. Hoy más que nunca se impone el deber de evitar cierta clase de luchas de las que nada benéfico puede esperarse. Será acto de patriotismo y de sensatez el no agitar de nuevo los espíritus alrededor de este punto, y doblemente grave e imperdonable si lleváramos la agitación a la escuela, entre los niños. Sigamos dando, para honor del país, el bello ejemplo de la tolerancia, la gran virtud de los hombres y los pueblos realmente civilizados. (Pizzurno, Pablo, La escuela laica – Encuesta – La Razón – VI – 1934, en Ideario, Comisión de Homenaje a Pablo A. Pizzurno, Guillermo Kraft Ltda, Buenos Aires, 1942, p. 174)

BARYLKO: - Confíen en los chicos [y hagan la revolución educativa que propongo] […] Yo creo que se puede instaurar una buena educación, de la que egresen personas con horizontes de trascendencia, que vivan plenamente el presente, pero que capten que se vive para algo, para alguien, es decir, para algún proyecto. […] cambiemos el país desde el lugar individual de cada persona, desde la responsabilidad de cada familia, desde la escuela. Empecemos por la escuela, ya que no podemos empezar por el país. […] Tener fe, después de todo, es creer que se puede educar. […] apelo al cambio desde abajo, desde el aula, sea cual fuere el maestro, pues él es el eje del cambio, al menos el eje que podemos manejar. Con la mente del niño no podemos hacer nada. […] Lo que resulte del proceso educativo es un misterio. […] No sé qué cosecha, a largo plazo, estoy produciendo. Eso no depende de mí, depende de ellos, de mis alumnos, y de sus circunstancias vitales. […] Sembremos lo mejor que podamos. […] Eso puede ser bueno. […] tan sólo plantearía como meta formar grandes docentes, en grandes temas, para que produzcan grandes enseñanzas, con lo mejor que la humanidad ha dado a luz hasta ahora (y remunerarlos bien). Y lo demás … dejen que se mueva solo. […] Basta de ideas brillantes. Ahora hay que ir a la escuela, […] a estudiar, y encontrar ahí maestros llenos de cultura que enseñen simplemente […] Hay que educar, es todo lo que sabemos. Y hay que hacerlo enseñando. Las mentes de los alumnos asimilarán, siempre que el contexto social apoye a la educación dejándola que haga lo suyo, y siempre que los alumnos vengan bien alimentados, de hogares bien constituidos, de techos bien asegurados contra lluvias y tormentas. El resto sucederá solo. Es para todos. Y tiene que ser para todos. […] La enseñanza ha de volver a su lugar natural, y debe abandonarse la tonta idea de centrar la educación en el aprendizaje, en la autonomía del niño, pues ya no nos da el tiempo para más tonterías. […] Sólo las decisiones de los padres y de la comunidad a favor de la educación como enseñanza y aprendizaje, como riqueza y crecimiento, como exigencia y disciplina, solo eso podrá salvarnos. […] Y los que no saben –de educación, de pedagogía, de psicología, de sociología-, es decir, el resto de la sociedad guardan respetuoso silencio y se dedican a hacer lo que saben. Claro que hubo sociedades más libres que otras. En las libres, la gente opinaba libremente ‘me gusta’, ‘no me gusta’. Pero el saber se lo dejaban siempre a los que sabían. Lección: hagamos la gran revolución y dejemos la educación a los educadores […] [la] Revolución educativa [es] esperanza de respeto. […] No leyes, sino pequeñas revoluciones podrán cambiar el rumbo de nuestra educación y volverla revolucionaria. […] Mi sencilla propuesta […] : Deje que la maestra exija a su hijo, y usted deje de exigir a la maestra. Primero recuperemos en general el respeto, como valor primordial en la vida humana. Y lo que educa es el ejemplo. En segundo término, aprendamos a respetar a los docentes, a la escuela y lo que hacen. La tragedia no está en la escuela ni en los programas de educación, está en la sociedad que ha caído en el subjetivismo, el individualismo, el egoísmo y el desconocimiento del prójimo. ‘¿Y cómo se hace, Barylko? ¿Qué tenemos que hacer?’, preguntan padres y madres, desalentados, desesperados. No hay que hacer nada. Solamente cuidar que los niños hagan lo que deben hacer, sus tareas, eso que antes se llamaba ‘deberes’ y que se cambió por tareas porque es menos ofensivo, menos duro. Eso hay que hacer. Y cuidarlos, porque el amor es cuidado. […] No hay que hablar más de educación, hay que hacerla. (Barylko, Jaime, La revolución educativa, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 2008, p. 9, 38, 39, 47, 97, 115, 138, 138, 142, 145, 150, 151, 260, 278, 281)

BRASLAVSY: - La educación es una apuesta a la vida y al futuro […] el cambio de siglo encuentra a América Latina en un proceso de construcción de un paradigma para la educación. […] desde una perspectiva humanista […] [desde donde] surge una necesidad más: atribuir sentido a la educación por su importancia directa para las personas y no por su importancia indirecta, a través de sus contribuciones a la economía, a la política y a la integración y cohesión sociales. […] no hay imágenes de futuro. Los sectores progresistas y humanistas adhieren a principios y a valores […] [a] una vida de calidad […] [con] crecimiento […] [y] productividad enfatizando el valor de la libertad. la unidad más apropiada para la promoción de los cambios educativos tiene que ser la escuela. […] es necesario reinventar las escuelas, por un lado, y los sistemas educativos por otro, así como la relación entre ellos, estableciendo que su sentido está dado por la formación de sujetos competentes con identidades múltiples […] (que) deberán orientarse en su hábitat que es a la vez local, regional, nacional y universal, equilibrando la utilización y la preservación de los recursos naturales. […] Por eso, un gran desafío para la primera década del 2000 consiste en lograr que la expansión educativa se consolide y complete y que revierta en aprendizajes efectivos para el siglo XXI, es decir, que se alcance otra calidad educativa. […] Se trata de concebir a la educación decididamente como un bien público y [que la sociedad pueda] analizar cada situación para discernir cual es la intervención estatal necesaria para garantizar [y promover] una educación de calidad, equidad y eficiencia [Respecto de los] sentidos para la educación del siglo XXI […] es lícito plantear la necesidad de construir más y mejor educación para consolidar la democracia y para fortalecer la competitividad económica, porque las evidencias demuestran que […] el crecimiento económico, la democracia y la paz no se sostienen simultáneamente a través del tiempo si no se garantiza más y mejor educación. […] Pero […] de ningún modo dependen sólo de ella. Muchas veces [los formadores, sociedades, políticos, funcionarios y alumnos] desplazan responsabilidades y distribuyen culpas entre sí. Construir un círculo virtuoso ahí, precisamente ahí, es el mayor de los desafíos […] no sólo se espera formar sujetos […] que tengan su propio libreto para su propia acción […] [sino] que sean algo más que participantes: que sean protagonistas […] [teniendo en cuenta el] fortalecimiento de escuelas autónomas, […] en el marco de un sistema que las contenga y vincule. […] [y] ‘reprofesionalizar’ a la profesión [docente] misma (Braslavsky, Cecilia, Re-haciendo escuelas, Ed. Santillana, Buenos Aires, 1999, p.14, 20, 21, 26, 27, 33, 38, 39, 44, 55, 63, 69, 71, 112, 288, 289)